La fotografía Boudoir literalmente traduce fotografía de tocador y es un término acuñado en el siglo XVII durante el reinado de Luis XVI  para describir un espacio en particular de las habitaciones de las damas cortesanas, lugar íntimo y privado, donde ellas se acicalaban y reunían con otras damas para departir y salirse del control masculino.

 

Con la ayuda de escritores y artistas, el boudoir paso a ser un espacio de intensa decantación de fantasías eróticas, ya que su connotación de intimidad exacerbada lo convirtió en escritorio de historias intensas como las del Marqués de Sade quien describía al Boudoir como “encantador, elegante y bastante frívolo” y fue inspiración para pintores.

 

Con la evolución de la fotografía, hoy conocemos el boudoir como un estilo, que busca retratar a las mujeres en su esencia más íntima, explorando su propia sensualidad y proyectandose ellas mismas desde su dimensión erótica.

 

Éste tipo de fotografía evoca el autocuidado y la conexión de la mujer con su propio cuerpo, dando como resultado imágenes románticas, sensuales con una carga erótica elevada, sin necesidad de ser explicitas.